Un ejecutivo del área de publicidad de Kentucky Fried Chicken tiene una idea brillante y se va al Vaticano a ver al Papa. Cuando llega, el Papa le da la bendición y el ejecutivo entonces explica su idea:
- Su Santidad, vengo a proponerle un negocio bárbaro. KFC va a donar 500 millones de dólares a la Iglesia si usted hace que cambien una oración en el Padre Nuestro. Donde dice "Danos hoy el pan nuestro de cada día", queremos que diga "Danos hoy el pollo nuestro de cada día".
- ¡Imposible! El Padre Nuestro es la oración que Nuestro Señor nos enseñó y no puede cambiarse.
- OK. Estamos preparados para donar 5.000 millones de dólares a la Iglesia si usted hace cambiar la frase "Danos hoy el pan nuestro de cada día" para que diga "Danos hoy el pollo nuestro de cada día"
Al Papa le tiembla el mentón, se seca el sudor de la frente y con voz temblorosa responde nuevamente
- Ya le he dicho que es imposible. El Padre Nuestro es la oración al Señor y no puede cambiarse.
- Bueno. Esta es nuestra ultima oferta: vamos a donar 10.000 millones de dólares a la Iglesia si usted hace cambiar la frase "Danos hoy el pan nuestro de cada día" para que diga "Danos hoy el pollo nuestro de cada día".
El Papa guarda el pañuelo, se pone de pie y a la vez que bendice nuevamente al ejecutivo de KFC le responde:
- Está bien. Déjelo por mi cuenta. Voy a reunir a los Cardenales y a presentarles el tema.
Al día siguiente, el Papa reúne al Colegio de Cardenales y les explica:
- Tengo una noticia buena y una mala. La buena es que la Iglesia ha recibido una donación de 10.000 millones de dólares. La mala noticia es que vamos a perder la cuenta de Bimbo.